Un Katxi de Cerveza con sacarina mesedez…
Supongo que ya nos habremos dado cuenta de la maravillosa estación estival en la que nos encontramos… sí, me refiero a ésta en la que las temperaturas son suaves, quizá tirando a altas, la estación en la que disfrutamos de mas horas de luz, de sol, en la que la gente va más ligera de ropa, en la que las terrazas lucen llenas (o casi) de gente que disfruta de ellas con un buen refrigerio, a los amantes del ejercicio no se les habrá pasado por alto el darse cuenta que existen más personas que podamos encontrarnos paseando por las orillas playas, o por el monte realizando senderismo o gente paseando en su bicicleta de montaña arriba y abajo….
Lo cierto es que esta cantidad de personas desde luego estará relacionada de alguna de las maneras con todos los que nos apuntamos a “un bombardeo”, sí, sí, me refiero a las tan esperadas fiestas de municipios que también en estas fechas proliferan como los champiñones en épocas más húmedas. Amigos, verbenas, celebraciones, comidas, cenas, conciertos, txosnaz, bebidas,… quizá el tema a tratar en esta ocasión sea un poco ‘escabroso’ por lo poco que se escucha el mezclar un buen control metabólico, glucémico con una buena ‘batería’ de fiestas a la que podamos asistir… bueno ya, pero me refiero a la asistencia PARTICIPATIVA en esas fiestas en las que puedan incluirse ciertas licencias como incluir bebidas alcohólicas en el menú de una verbena de verano…
Desconozco al 100% cuáles podrán ser los gustos de los actuales adolescentes cuando todo el grupo o parte decide quedar para desplazarse a disfrutar de unas buenas fiestas de verano como las que podamos encontrar en Santurtzi, Barakaldo, … y desde luego desconozco completamente qué es lo que puede pasar por la cabeza de estos protas si además alguno de ellos disfruta conviviendo con la diabetes. Yo desde luego y si me remonto a mi tierna infancia en la que uno ya empieza a tener ganas de asistir a esta clase de eventos, lo cierto es que no tuve disponible mucha información al respecto.
Lo único que tenía como ayuda eran mis diez y pocos años de vida, unas ganas ENORMES de querer pasármelo bien y desde luego gente de mi edad que me ayudaba a tirar del carro de lo que se suponía era disfrutar de las fiestas… Sí, el endocrino empezaba a resultar algo monótono a medida que iba acumulando experiencia, y en ninguna de las consultas a las que asistía se trataban temas que pudiesen despertar mi interés o temas en los que me pudiese ver reflejado… pero entonces ¿los adolescentes diabéticos en fiestas patronales que se supone que deberíamos de evitar?. A estas alturas ya disponía de cierta información como para saber qué es lo que me beneficiaba y qué era lo que me perjudicaba pero, ¿estas aclaraciones eran un reflejo de lo que un chaval de 18 años hacía en las fiestas?, ¿bebidas como la cerveza prohibidas?, ¿kalimotxo?, …
Sin duda estaba atrapado en la ignorancia de mi tiempo, de la misma manera que diabéticos anteriores a mí lo estaban en la época que les tocó vivir, pero lo que me extraña es que a la pregunta de si las personas con diabetes podíamos beber habitualmente respondían con un NO… quizá también fuese un tema particular del endocrino con el que me tocó lidiar a mi, pero lo cierto es que tanto en aquella época como en la actual y en futuras se agradecería que el equipo médico se involucrase de tal manera que además de endocrinos fuesen también un poco psicólogos y por qué no decirlo, compis de cuadrilla que saben que hay ciertos momentos de tertulia entre amigos en los que hay que pedir un katxi (o botellón a la luz de los fuegos de artificio lanzados desde el parque Etxebarria en plena Aste Nagusia) que vaya compartiéndose con los integrantes del grupo…
Bueno, en mi caso particular la información fue del todo nula. Hay que sumar a este problema que la cuadrilla con la que coincidía en fiestas “inauguraban” el aterrizaje en las fiestas con unos cuantos katxis, y claro, visto el éxito cómo resistirse… Siempre he sido de los que ha pensado que de las monotonías podrían aprenderse, y desde luego que si encontraba la dosis perfecta para que un par o tres de katxis cerveza, mezclada con un par de bailoteos en la plaza de pueblo homenajeado, quizá también con algún tentempié comprado a última hora pudiera ser mi “llave” para salir victorioso de cualquier fiesta de pueblo… Bueno, pues como con todo en este mundo, hubo de todo… quizá lo más notable al exterior fuesen las hipoglucemias que esos experimentos me provocaron… desde luego también existieron hiperglucemias y quizá episodios de cetona, aunque como no se estilaba llevar tiras reactivas encima no voy a entrar en el tema… Lo que sí entendí como importante era que todos mis acompañantes de juerga conocieran los riesgos que podría sufrir si bailaba demasiado, si me inyectaba una dosis incorrecta, o si no me comía la ración de HC apropiada para esa noche… Aquí y ahora deseo darles a todos ellos las gracias por tratar de seguir a rajatabla las indicaciones que previamente les había dado si observaban que una hipoglucemia (para mí en ese momento era lo peor que podría pasar. Quizá lo único que me arruinara la noche de fiesta) me sobrevenía. Y también pedir perdón a todas las personas de los equipos sanitarios que me han atendido en estos fatídicos episodios de los cuales no me siento en absoluto orgullosos pero que han servido para que ahora, a mis 40 primaveras pueda tomar unas decisiones más acertadas a la hora de “saltarme el menú” por alguna fiesta que me he corrido.
A toda esta gente que se ha hecho la sencilla pregunta y misma que yo, la pregunta de cómo actuar ante una noche en la que pueden caer unos cuantos katxis de alcohol, una noche en la que no vamos a parar quietos, en la que puede ocurrir cualquier imprevisto, desde luego mi recomendación es la misma para todos ellos: No dejéis de ver como esta clase de eventos actúan sobre vuestra glucemia. Si desde luego existen momentos en los que hay que abusar en conocer vuestra glucemia ESTE es uno de ellos para que a posteriori y con la cabeza un poco más despejada podáis analizar el por qué de los vaivenes de cifras ocurridas en las horas nocturnas. Dicho esto aprovechar que en la actualidad existen medidores de glucemia susceptibles de poder llevarse en cualquier bolsillo, bolso o riñonera y ante la duda analizaros… la experiencia de sufrir una hipoglucemia no es agradable ni para uno mismo ni para la gente que te rodea y lo intenta solucionar. Es muy valorable la actuación que puedas tener sabiendo de antemano y al 100% la cifra glucémica que tienes en ese momento a arriesgarte en tratar de adivinarla por sensaciones y de repente despertarte en algún centro de salud con un vial de glucosa pinchado en tu brazo izquierdo y sin saber absolutamente la razón de por qué te encuentras así.
Medidor de glucosa, azúcar o gel de glucosa que en el momento justo puedan sacarte de un apuro de hipoglucemia, y las suficientes ganas de querer conocer ergo controlar la diabetes con la que convives son suficientes herramientas para que puedas disfrutar plenamente de unas fiestas como lo hacen el resto de compis no diabéticos que te acompañan. El resto vendrá con la propia fiesta y desde luego si eres de los que consigue disfrutar de todas las fiestas a las que asiste sin mayor complicación, mi más sincera enhorabuena.
En fin, trata de aplicar sentido común a todo lo que realices y desde luego haz una buena lectura de todo lo acontecido porque seguro que podrás usar esta misma información en el futuro.
Ondo pasatu jaixetan!!!
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