«La cúpula» y el trato de la diabetes
Normalmente ver series de Stephen King no es una de mis preferencias ante la oferta televisiva, tengo terror a ver series de miedo… pero en el caso de «La cúpula»/ «Under the dome», que emite Antena3 los lunes, he hecho una excepción. A no ser que hubiera sido sumamente aterradora, me he dado la oportunidad de verla. Además, venía avalada en la producción por Steven Spielberg, y esto pues como que le daba un plus de que la serie no podía ir muy mal.
La serie va sobre una cúpula, hecha de cierto material transparente que no permite el intercambio de materia con el exterior y que un buen día surge en un pueblito americano (Chester’s Mill). Empiezas a intuir lo que va a pasar el día que se acaben los alimentos, el agua, los medicamentos.. porque los militares no tienen ni idea de cómo destruir la dichosa cúpula.
Ya hace unos episodios nos presentaron al personaje que iba a llevar el honor de ser la diabética de la trama. Su pareja (diabética tipo 3 empedernida, creo que me entendéis) siempre preguntándole ante cualquier cambio de humor suyo, ¿te has pinchado la insulina?, ¿cuándo ha sido la última vez que has comido?. Claro, el hecho de que estés encerrada en un pueblo por el que pasabas de casualidad, no te provoca ninguna preocupación, miedo,…etc y encima viene tu pareja a ayudar a relajarte…en fin
El puntito ha llegado en el capítulo de esta semana, cuando ya se ha quedado sin insulina y el resto de veintitrés vecinos con diabetes en el pueblo se han llevado las reservas del hospital (¿esta estadística será aceptable o inventada?). Bueno, en esta ocasión, su hija, una pizpireta adolescente, se las arregla para robar un vial de insulina a uno de esos 23 vecinos (era un pobre niño, por lo que no ha podido robarle todos su viales, sólo se ha llevado uno para su madre) y lo lleva al hospital para que se lo administren a su pobre madre, que a lo mejor estaba ya en 400.
En la siguiente escena, la pobre hija pregunta cuándo se debe poner a su madre la siguiente dosis, porque vamos, ¡el vial ha sido utilizado en su totalidad y uno de esos podía almacenar tranquilamente 10 ml!, ¿pero qué dosis de caballo le han puesto a esta señora?, me pregunto. Porque si mi pluma de Novorapid viene precargada con 300 Unidades de insulina (aspart en este caso), ¿qué tipo de trabajo les puede costar estudiar un poco esta enfermedad y el tipo de tratamiento que conlleva en un caso estándar? Vamos, soy yo, y el vial me lo guardo como oro en paño, y me lo voy administrando poco a poco. Con el chute de esa dosis y la hiperinsulinización que supone, además de matar a la señora de un ataque vascular a tope, ya se han cargado la reputación del que ha producido películas de prestigio y reconocidas por una gran parte del público.
Si algún telespectador se queda con alguna idea sobre la diabetes, me temo que no va a ser la más acertada. Otra oportunidad televisiva perdida….. Si leo el libro, os comento cómo trata este tema
Mariví Freire @maribi56
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